El mercado de criptomonedas atraviesa uno de sus momentos más turbulentos en 2025. Bitcoin (BTC) sufrió una fuerte corrección: tras alcanzar máximos históricos en octubre, en noviembre cayó más del 16 %, situándose por debajo de los 75.000 €.
La caída no fue aislada: en la última jornada, Bitcoin bajó más del 5 % en los mercados europeos, reflejando una tendencia creciente a la venta masiva. Inversores aparentemente cansados de la volatilidad comenzaron a liquidar posiciones, profundizando la debacle.
El retroceso de BTC afecta también a otras criptomonedas; activos como Ethereum y Solana también registraron descensos superiores al 5 %, confirmando un clima general de desconfianza en el mercado cripto.
Los motivos de la caída son varios: en parte responde a una creciente aversión al riesgo por parte de inversores ante la incertidumbre financiera global, así como a la disolución de expectativas de recortes de tasas de interés por parte de bancos centrales. Además, el reciente alza especulativa de Bitcoin, que lo llevó a máximos históricos, generó tomas de ganancias masivas.
Este escenario ha provocado una pérdida de atractivo para inversores particulares y fondos vinculados al ecosistema cripto. Las entradas en fondos cotizados (ETFs) relacionados con Bitcoin se han reducido significativamente, y hay señales de que muchos operadores han preferido revertir sus posiciones ante la incertidumbre del mercado.
Analistas advierten que el colapso reciente podría marcar una fase de consolidación prolongada, en la cual Bitcoin y otras criptomonedas se comporten más como activos de alto riesgo que como refugios seguros. Algunos sostienen que el llamado “oro digital” podría tardar en recuperar la confianza de sus inversionistas, o incluso perder parte de su base inversionista.
Para las próximas semanas, todo dependerá de si se reactivan las entradas institucionales, si el apetito por riesgo regresa y si los mercados globales logran estabilizarse. Mientras tanto, muchos inversores observan con cautela, y la caída de noviembre podría ser el inicio de un ciclo bajista más amplio para las criptomonedas.
